Y el cuento continúa, mientras un equipo de gente honesta y decidida, colaboran para hacer triunfar la verdad y la justicia.
Mi admiración y gratitud a mi equipo de abogados, mi familia y mis amigos con quienes he aprendido que a pesar de haber sido objeto de tan cruel experiencia, existe gente buena, honesta, dedicada a hacer el bien. Este es el ejemplo que espero que mis hijos hayan asimilado y que logren perdonar a quienes los sumergieron en un mundo de dramática confusión y decepción.
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